miércoles, 12 de marzo de 2008

Mitos Suicidas: Viernes 3 am


Él le mandó un mensaje a su ex, quien lo había abandonado la noche anterior, diciendo: "Me voy a suicidar, ya no hay nada que se pueda hacer". Ella se encontraba con una amiga cuando recibió el mensaje. "¿De quién es?" preguntó la amiga. "De Juan" respondió ella. "¿Y que dice?" quiso saber la amiga. "Dice que se va a suicidar, pero el que avisa no lo hace" contestó ella. "Es verdad" coincidió la amiga "te iba a decir lo mismo, si lo hubiera querido hacer ya lo hubiera hecho".
Mientras tanto, Juan estaba atando una soga a la baranda de la escalera que conducía al primer piso de su casa. Acercó una silla, y se agarró de la soga echando todo su peso sobre ella para comprobar que ésta estuviera bien ajustada. Se balanceó de lado a lado unos segundos y comprobó que la misma no se soltaría con el peso. Se dirigió hacia su habitación y agarró una caja de clonazepam de 2mg (de 30 comprimidos) y otra de trapax de 2.5mg (de 50 comprimidos). No pensaba suicidarse con esas pastillas lógicamente, no lo hubiera conseguido jamás. Solo pensaba permanecer dormido durante algunas horas. Llevó las cajas hacia la escalera y las dejó allí. Luego fue a la cocina y tomó de la heladera una botella de agua mineral de 1.5 litros y también la llevó hacia la escalera. Acomodó su sillón, prendió la tele y su dvd. Comenzó a sonar Viernes 3 am de Serú Girán.
En otra parte del universo la amiga le preguntaba a su ex "¿Y que le vas a contestar?". "Nada" dijo ella "¿que le voy a decir?". "Que si quiere lo ayudás" respondió la amiga y ambas comenzaron a reir. Al terminar la canción, Juan fue rumbo a la escalera y comenzó a sacar del blister las 80 pastillas al tiempo que las arrojaba dentro de una de las cajas. Al terminar de ponerlas todas se subió a una silla quedando de frente a la soga que había atado con tanta fuerza. Parecía que estaba decidido, pero al acercar la caja con las pastillas a su boca dudó. Cuando amagó con bajarse de la silla recordó las 2 premisas fundamentales que dictan el manual del suicida: 1- No pienses en nadie, cualquier desviación del pensamiento hacia una persona querida despertará la duda y, en consecuencia, la retirada o postergación del hecho. Así, la situación se repetirá una y otra vez transformandose en una amenaza que jamás se concretará. 2- Evocar un recuerdo o situación que te llene de odio, de rencor, de resentimiento, de ira, de bronca, un recuerdo o situación que despierte en vos el desprecio hacia el mundo, hacia la gente.
Entonces, Juan no pensó en ningún ser querido y evocó un recuerdo, una persona que lo llenó de bronca, de odio, de rabia, de furia. Acercó la caja a su boca e ingirió la mitad de las pastillas, dió un gran sorbo de agua de la botella y luego ingirió la otra mitad de las pastillas. Dejó la caja sobre un escalón y tomó cuanta agua pudo de la botella haciendose buches, ya que las pastillas se le habían deshecho en la boca. Dejó el agua en el mismo escalón que la caja, tomó la soga y se la ajustó levemente al cuello. "Estoy muerto" pensó lleno de adrenalina. Tenía sensaciones encontradas, por un lado se sentía feliz de que ya terminara todo, y por el otro, sentía cierta incertidumbre de que pasaría después. "¿Como será estar muerto?" se decía.
Sumergido en esos pensamientos ambivalentes se quedó dormido. Su cuerpo cayó desvanecido de la silla y el peso del mismo ajustó la soga a su cuello comenzando a asfixiarlo.
Dos días después, hallaron el cuerpo de Juan colgado en su casa. Llevaba puesta una remera que tenía una inscripción hecha a mano, la misma decía: "El que avisa no traiciona".

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