martes, 9 de febrero de 2010

Pequeñas anécdotas sobre las instituciones: como quitarse un peso de encima (y no precisamente una moneda)

Amo los títulos largos, hecho el comentario procedo a la anécdota. Resulta que una mañana de verano me dirigía rumbo al CGP de mi barrio para realizar un trámite. Al lado mío en la fila, había un viejo señor mayor que se dispuso a hablar amablemente conmigo, aunque sin mi consentimiento.
Yo, hombre de sociabilidad cero, me veía envuelto en una cruel y despiadada situación ya que, a mi antisociabilidad se le sumaban varios factores no muy agradables a saber: era de mañana, tenía que hacer un trámite, después tenía que trabajar, no me interesaba lo que me contaba y, como si todo ésto no fuera suficiente, el viejo señor mayor tenía mal aliento. Era todo como un combo perfecto para huir despavorido. Pero yo, un hombre de un coraje envidiable, junte valor y me quedé (traducido: no tenía nada que hacer mas que esperar, no podía irme de ahí porque eso implicaba no realizar el tramite para el que fui, entonces, a modo de gentileza suprahumana decidí darle una oportunidad).
La cuestión es que el viejo señor mayor comenzó a hablar vehementemente de Brasil, de la pobreza (de Brasil), de la moneda (de Brasil), del presidente (de Brasil), etc, etc, etc (todos de Brasil también).
En un momento dado (a esta altura nosotros estábamos en la puerta del CGP esperando, ya que él había salido a fumar, y yo gentilmente lo acompañé y aproveché para tomar el reconfortante fresquito veraniego) la señora vieja que se encontraba ahí vestida con ropa made in CGP y cuyo trabajo es decir que número sigue (si puede llamarse a eso trabajo) me pregunta (no muy amablemente) que número tengo y me dice que el próximo era yo señalandome con el dedo a lo "Tio SAM".
La situación era la siguiente: yo tenía un vaso de café (horripilante, intomable) en la mano y el viejo señor mayor estaba fumando al tiempo que me hablaba de Brasil, era asombrosa su habilidad para pitar el cigarrillo sin dejar de hablar. Echaba humo de manera constante al punto de que ya no se le veía la cara, era todo humo.
Contemplé detenidamente la situación con una sagacidad SherlockHolmiana, y así de repente se encendió la lámpara ubicada por encima de mi cabeza y procedí a huir despavorido con la siguiente excusa: "voy a tirar el vaso de café que ya me toca" (yo sabía que esto era mentira, que no iban a tardar menos de 15 minutos en llamarme a mi). Entonces, tiré el vaso, entré nuevamente al CGP, dejando al viejo señor mayor colgado en la mitad de su aburrido y denso relato; todo sin mirarlo (ésto es clave). Me ubico en la fila de cara a la puerta de la calle y el viejo señor mayor me empieza a hacer señas. Odio la vulgaridad, pero en éste caso se justifica: yo tiro boludo (1) una vez, tiro boludo 2 veces pero el viejo señor mayor insiste y se empieza a hacer demasiado evidente que me llama a mi, y no solo eso, la gente me empieza a mirar casi indignada como diciendome "¿no ves que te esta llamando el pobre señor ávido de un amigo que escuche su opinión de los recursos naturales de Brasil?". De haberme dicho alguien ésto hubiera preguntado quien tenía suficientes agallas para escucharlo mas de 5 minutos (yo lo escuché como 20!), pero nadie lo preguntó.
Resignado, vuelvo con el viejo señor mayor quien lanza (pero en serio) una de las frases mas rimbombantes jamás escuchada, una frase que debería ser elegida por la literatura, no solo de habla hispana sino de todas las lenguas posibles, como la frase mas célebre, audaz y memorable de todos los tiempos: "Veni que te termino de contar porque es interesante" (?)

Nada más, hasta acá llegó éste maravilloso e increíble relato de esta anécdota que, demas está decirlo, fue subida a éste blog porque "es interesante".

(1) "Tirar boludo" / "Hacerse el boludo": Dicese de aquellas situaciones desagradables de las que uno no quiere hacerse cargo entonces simula que "no pasan", que no tienen nada que ver con uno o, concretamente, se desentiende de la situación. Por ejemplo: cuando uno se encuentra acompañado por algun familiar/amigo/pareja/conocido y éste/a dice algo o manifiesta una forma de actuar que le provoca a todos los presentes nuestra conocida "vergüenza ajena". Tirar boludo o hacerse el boludo sería, en este caso, decir "no lo conozco", "no vino conmigo", "no se quien es". Funciona en todos los casos menos con hermanos gemelos, mellizos o muy parecidos.

2 comentarios:

TANIA NIETO dijo...

nooooo, muy buenos los dos post que he leído hasta ahora. Dejé mi blog sin razón aparente, es probable que retome el otro, el de la experiencia de Bogotá, aunque a ambos los abandoné, espero ponerme al día nuevamente, saludos, Tania

Lify Douglas Pain dijo...

Es dificil mantenerlo... Yo antes de abandonarlo preferí, aunque sea, publicar una entrada al mes, o cada tanto... No es mucho, pero antes que nada...